¡Por el derecho de recuperar todo lo que nos han quitado!

Todos hemos sido testigos: en poco más de un año el pasaje en el Transantiago ha subido desde $400 para adultos y $130 para estudiantes, hasta $540 para los primeros y $180 para los segundos. Si hacemos el cálculo, el alza ha sido cercana a un 35% en un solo año, en donde “la nueva forma de gobernar” se expresa en que para una familia con dos padres trabajadores (que ganan el sueldo mínimo) y tres hijos que estudian en educación media y/o superior de-ben destinar un poco más de un de cuarto de sus ingresos para locomoción colectiva (cerca de unos $80.000).

Los estudiantes sentamos un precedente de lucha el 2006, año en que gana-mos que el Pase Escolar pasara de manos de los Gremios Microbuseros a un organismo central (JUNAEB), por lo que el pasaje estudiantil recibe una sub-vención de parte del Estado. Sin embargo, para los Gremios esta subvención no basta y en algunas regiones han declarado la intención de que a partir Ma-yo desconocerán la TNE y crearán una nueva tarjeta estudiantil para cada re-gión específica según sus intereses lucrativos y de acuerdo a las lógicas del mercado local.

Más allá de las justificaciones que se han dado por las alzas o para la crea-ción de nuevos ‘pases escolares’ el diagnostico es el mismo: lo que liga estos problemas con el transporte es la preservación del interés económico del empresariado que lucra con el transporte colectivo (con el respaldo del Esta-do), y la forma de enfrentarlos es superar los debates técnicos o cortoplacis-tas para luchar por nuestro derecho a recuperar todo lo que nos han quitado: nuestra educación, nuestra salud, nuestra vejez y, en este caso, nuestra posibilidad de transportarnos.