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POR UNA REFORMA DEL PREGRADO AL SERVICIO DE CHILE Y EL PUEBLO

Hace tiempo ya que escuchamos hablar del MECESUP, del Bicentenario, de la Reforma de Pregrado. ¿Qué tienen de terrible? Es lo que todavía no tenemos claro y por lo mismo no hemos reaccionado, a pesar de llevar todo un año haciendo el papel de conejillo de indias. ¿Por qué? Porque la reforma que aquí se está diseñando es, en palabras de las “autoridades”, el proceso más complejo que se ha levantado hasta el momento y por lo mismo, seremos el ejemplo de Reforma de Pregrado de la Universidad en lo que a perfiles/mallas por competencia y formación continua respecta.

Vamos por parte. Lo que ahora está cursando en nuestra Facultad es un diseño curricular, en el que se han invertido no pocos millones y del que ni profesores y ni estudiantes tenemos mucho conocimiento. La médula de este diseño es un cambio en nuestros perfiles y mallas, en la orientación política –abierta o encubierta- de nuestras carreras y las raíces de esta innovación son fácilmente rastreables… Bolonia, Tunning, Banco Mundial, Precarización del pregrado… todo en función de un aumento vertiginoso de la masa de profesionales disponibles y la necesidad de ordenar la producción de “recursos humanos” según las necesidades del mercado laboral.

Claro está que queremos una facultad con un proyecto claro y coherente. Claro que queremos una Reforma de Pregrado, pero al servicio de Chile, su gente y sus problemáticas. Es necesaria una reforma que cuestione la mercantilización en la que caen nuestras disciplinas, la Universidad y toda la educación superior. Porque lo que hoy tenemos es solo un mecanismo más que permite al mercado colarse por los rincones de la Facultad y conquistar lo que único que falta: el sentido de nuestra formación.

Como miembros Plataforma Colectiva hemos trabajado durante el año desde distintos ángulos – carreras, asamblea de delegados, comisiones y UDEFE incluso- y nos preocupan varios puntos clave de este asuntoHasta el momento y sin hacer mucho ruido para no levantar sospechas, los que tienen más tribuna para opinar de nuestras carreras son los que hoy nos emplean. Este hecho no es refutable por sí mismo – a todos nos van a emplear en su momento – lo que cuestionamos es la completa ausencia de todo un mundo social que se ve directamente afectado por nuestro reempeño laboral. .¿Acaso no existen otros informantes clave para delimitar nuestras disciplinas?

Otro punto importante es que el concepto mismo de competencia no es conocido y aun menos evaluado críticamente ni por los profesores ni por nosotros. Al parecer olvidamos de que en Europa un proceso incluso menos mercantil que el nuestro provocó fuertes movilizaciones y cuestionamientos desde todos los estamentos. Lamentablemente en la Facultad de Sociales, nada ni nadie le está haciendo el peso a las competencias como criterio base para el diseño de nuestras carreras, criterio tecnificador que genera habilidades en pregrado y conocimiento sólo en el postgrado –se cuela aquí la formación continua -.

Como si lo anterior no fuera suficiente, el procedimiento de la reforma tampoco funciona del todo bien y la tecnocracia nuevamente es incapaz de hacerse cargo de un proceso que involucre el sentido de la educación. Los consultores, por ejemplo, no tienen conocimiento profundo de nuestras disciplinas, lo que ha llevado a una serie de confusiones y poca profundidad en la evaluación de las carreras. Claro, la culpa no es que los consultores sean tecnócratas, hacen su pega, el problema está en la relevancia que tienen actores externos al proceso en comparación con la escasa-nula participación de los directos involucrados, los únicos que pueden dar una discusión realmente profunda: nosotros.

Demás está dar cuenta de cómo las encuestas de autoevaluación tienen un notable parecido con las de la acreditación… ¿Cuestionan estos instrumentos en un grado mínimo nuestras disciplinas? Seguimos sin pensar un poco más allá de los parámetros de calidad que nos pone el Estado – y que ya está más que claro, coinciden notablemente con las necesidades del Mercado-.


Y AHORA, QUÉ HACEMOS?

Como Plataforma Colectiva nos constituimos en torno al sentido de nuestra formación, en torno al Proyecto de Facultad que no existe y que aspiramos a construir, entre todos. En función de ello es que proponemos que se haga una Reforma del Pregrado, pero desde nuestra Facultad. Es necesario que nos paremos a discutir las líneas políticas clave de esta reforma, que nos veamos las caras entre profes y estudiantes y seamos capaces de definir criterios mínimos sobre los cuáles se asienta esta reforma.

Es necesario llenar de contenido conceptos vacíos que al parecer sólo cobrarán coherencia cuando esté todo cortado. Es necesario que nuestra participación como estudiantes y académicos deje de ser meramente informativa y burocrática. Es necesario que nos asumamos como actores políticos, responsables de este proceso que se tomará como ejemplo para la Universidad y levantemos posiciones. No nos quedemos en los espacios solo para “saber que pasa” y así legitimar el proceso con puro silencio…

Se hacen necesarias nuevas disciplinas para una Nueva Universidad y un nuevo país… Lo que ocurra en Sociales es un precedente más para toda una reforma de sentido en la Chile y así también en toda la Educación Superior. Recordemos que hay un decreto rondando en la Universidad según el cual quedan 4 años para la implementación de las Reformas, ¿nos sentamos a esperar?

La mercantilización del sentido de la Universidad está tomando fuerza en Sociales… proyectemos escenarios, hagámonos cargo ahora.





1 comment:

  1. hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....

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